La crisis del Coronavirus nos ha obligado, en estos días de confinamiento, a hacerlo todo online. Adaptándome a lo que hay te ofrezco un baño de gong online por la primavera.
Al final de este post encontrarás el video de una sesión especial que he grabado para celebrar el comienzo de la primavera. Pero antes tienes que leerlo todo ¿Eh?
China nos trajo los gong y el coronavirus
¡¡Ojo!! No estoy culpando a China de lo que está pasando. Todo comenzó allí porque así se ha decidido que sea.
Si, si, puedes decir que soy conspiranoico (cosa que no me considero), pero es lo que creo. Creo que estos virus nacen en un laboratorio y se reparten por ahí para que ciertos intereses, que se escapan a mi razón, puedan llevarse a cabo, independientemente de los daños colaterales que sufra la población.
Algo más de 500 años antes de Cristo nacieron, en el sudeste Chino, los gong por lo menos esas son las primeras menciones que tenemos al respecto.
En la década de los 70 llegaron al mundo occidental, más concretamente a Estados Unidos de la mano de Yogi Bhajan.
Estamos hablando de que tuvieron que pasar más de 2000 años para que traspasasen la infranqueable muralla china.
Hoy en dia solo necesitamos semanas para expandirán virus y crear una pandemia a nivel mundial.
Como hemos avanzado, para lo bueno y para lo malo, desde luego. Es lo que tiene la globalización.
Supongo que dado el tamaño de un gong y el de un virus será más fácil trasladar el segundo que el primero y esa será la razón… es broma.
Y apesar del virus, la primavera llegó.

Aunque no seamos muy conscientes de ello, en este confinamiento forzoso al que nos hemos visto obligados por el Covid-19, la primavera ya está aquí, fiel a su cita con la vida.
Mientras que en las noticias están hablando de las trágicas cifras que nos deja la pandemia, de los colapsos de hospitales y la extenuación de los profesionales sanitarios y de otros sectores.
Mientras todo eso sucede, la primavera, la naturaleza, la vida, ajena a todo ello florece y comienza a inundar los campos. Las yemas de los árboles se convierten en hojas o flores a las que llegarán cientos de abejas para polinizar y propagar más y más vida.
Los animales y en general la Tierra están viviendo un descanso olvidado. Pueden campar a sus anchas por sus territorios, por sus montes, por sus ríos. No hay humanos gritando, ensuciando, perturbando.
Las aguas están claras porque la actividad humana ha descendido y el aire que respiramos está muchísimo menos contaminado que hace unos meses.
Frente a todo esto, el confinamiento. Unos tienen que «perder» para que otros ganen.
Como no hay más remedio que adaptarse creo que es el momento de estar con nosotros, de entrar en nuestra casa interior y encontrar la paz en ella.
Es el momento de crecer hacia dentro para, cuando podamos salir de casa, entregar más hacia fuera.
Es hora de aprender que todo esto que está pasando, todos estos momentos durísimos que estamos viviendo nos tienen que enseñar algo y ese algo es que el modo de vida que llevábamos igual no es tan ideal, igual hay que plantearse ciertos cambios…
Un grandísimo corazón.

Igual lo más importante somos las personas como seres y no lo que poseemos.
Igual lo más importante es respetarnos, no juzgar y considerar que tener diferentes puntos de vista no nos hace diferentes. Solo son criterios.
Ante las grandes dificultades todos tenemos los mismos temores, los mismos miedos, las mismas preocupaciones pero sobre todo, un grandísimo corazón.
En esos momentos nos sale el lado más humano, nos volcamos en ayudar, en apoyar al que está más necesitado y sostener la situación. Nos hacemos uno con todos. Aplaudimos, cantamos, salimos a las ventanas para demostrar agradecimiento y comprensión.
Me gustaría creer que cuando todo esto pase seguiremos así de unidos. Seguiremos entendiendo las necesidades de los demás y no sólo las nuestras y en vez de estar enfrentados por banalidades, estaremos unidos.
No debemos olvidar que no somos nadie; no somos el ombligo del mundo; no somos los dioses de la creación, somos los dioses de nuestro templo interno.
Recordemos que en cualquier momento, un virus tan pequeño que no alcanzamos a ver, nos fulmina.
Y mientras ¿Qué puedo hacer?
Desde primeros de mes cancelé, como todo el mundo, los baños de gong, las sesiones de yoga gong, las sesiones individuales y la organic dance que tenía con mis compañeros de S.O.L
Así que, en vista de como venían las cosas, y que esto va para largo, pues hay que pasar a la acción. Y ahora mismo está en la red.
El mundo online nos está permitiendo estar más cerca los unos de los otros y que muchas de las cosas que antes hacíamos presenciales ahora las podamos seguir realizando desde nuestro domicilio. No es lo mismo, ya sabemos, pero menos da una piedra y más vale baño de gong online que ciento volando.
Así que a coger el móvil, la cámara de fotos, a improvisar una sala y a ponerse a grabar una sesión por la primavera.
La intención que puse a la hora de grabarlo fue: La vida florece, florece tú con la vida.
Que el sonido se expanda por todo el planeta llevando luz y amor a todos los lugares en los que el miedo a la enfermedad está mellando los corazones.
Cuando veas y sobre todo escuches este video céntrate en expandir este mensaje. Cuantos más seamos más lograremos.
Que lo disfrutes…